Una vuelta por un sueño
Publicado: 30 Abr 2014 19:24
Preludio
Todos los aficionados a la moto hemos visto el Paris Dakar por TV, leído crónicas en muchas revistas, hermosas crónicas sobre África. Recuerdo las de juventud de la revista Motociclismo, Solo Moto,… donde la prueba más sencilla acababa en un relato de una tarde entre amigos moteros. Hace tiempo que los avances tecnológicos complican este tipo de artículos, porque el listado de novedades de cada modelo eclipsa la experiencia emocional. Pero todo esto ha dejado huella en muchos de nosotros.
Yo tenía una Mobylette Cady E14, muy limitada pero que por su extraordinaria robustez que la hacían muy polivalente para la economía de un estudiante. Mientras tanto la mayoría tenían Puch Minicross, Rieju Marathon, Derby C4… y los más afortunados tenían motos de ensueño: Pucho cobra, Montesa Enduro 360,… y posteriormente Yamaha XT 600, Honda XL 6oo, Africa Twin 650, BMW GS 1200, … Aunque siempre he sido feliz y me he sentido afortunado con lo que he tenido (y quiero seguir así por mucho tiempo) era un sueño subirse a una moto como esa: deportiva, potente y con tacos.
Mis posibilidades no me permiten comprar una moto de fin de semana con un mantenimiento por horas (de dinero es posible, pues son muy baratas, pero de tiempo y flexibilidad lo veo muy complicado). Por eso he optado siempre por motos robustas y de bajo mantenimiento como mi actual Honda XLV650 Transalp
Hablar las motos que hasta ahora he tenido es injusto, pues no dan problemas de ningún tipo, son nobles de comportamiento y fáciles de conducir. Pero estas motos se conducen como un tren (grandes inercias, pocos movimientos bruscos y reacciones lentas), sobre todo por campo y con ruedas lisas.
En la práctica se puede hacer el mismo camino con cualquier moto dentro de un margen razonable, salvo que te metas en aspectos deportivos y riesgos que no estoy dispuesto a correr. Esta búsqueda del trail clásico (llegar a cualquier sitio que hay un camino disfrutando del trayecto y un poco más lejos) me llevó a plantearme una segunda moto acabando en: Yamaha XT600, Yamaha XT660 Teneré, BMW F 800 GS, que se parecían demasiado a la Transalp o en las más endureras Suzuki DRZ 400 o KTM 690 Superenduro.
EL 13 de marzo adquirí de segunda mano por una buena oferta una KTM 690 Superenduro R, cumpliendo mi sueño. Pero el viaje ya estaba en marcha comprando el GPS Garmin Zümo 390, así que ajustando el presupuesto, pues había múltiples gastos de última hora y prácticamente con dos salidas de medio día decidí hacer el viaje. Mientras tanto otros amigos (muy pocos) se apuntaban y desapuntaban, por problemas logísticos, laborales, familiares, …
Al final se preparó con mi estimado primo Sergio que vive en Sevilla y que tiene una BMW GS1200 que también tenía ese sueño en común conmigo. Tiene muy poca experiencia en campo (pero conduce muy bien) pero mucho trabajo, así que solo partiendo de su ruta base, me toca organizar los tracks y waypoints definitivos. Con los líos familiares solo podemos hablar tres veces durante cinco minutos y enviarnos 6 o 7 correos. Solo los problemas técnicos (seguro, porta equipajes, neumáticos, configurar el GPS, buscar mapas, geolocalizar cosas, …) nos ocuparon todo nuestro tiempo libre.
A la salida del trabajo de un viernes 11-4-2014 (que empezó a las 9:00 y acabó a las 18:00 aproximadamente) fui corriendo a casa a terminar de empaquetar cosas y salí disparado hacia Sevilla con intención de iniciar al día siguiente la ruta. De camino surge el primer contratiempo a la altura de Antequera: la luz F1 de la KTM se enciende. Significa que debes ir al taller porque hay una avería según el manual. Pero la avería me había pasado antes Un toque largo y tres cortos y sabía que no era grave. Decidí seguir.
Dos veces parar a echar gasolina aunque la segunda por la hora no parecía posible. Una tras otra gasolinera estaban cerradas. Acabé desviado de la ruta correcta y el navegador acabó metiéndome por un camino de tierra…pero yo sonreía. Estaba cansado, la moto con luz de avería, sin gasolina y era tarde, pero yo sonreía. No me iba a venir abajo por ningún contratiempo, solo buscar la mejor solución y seguir la ruta.
A media noche como la cenicienta, estaba en casa de Sergio soñando, no sé si despierto o dormido, preparado para seguir soñando.