El Camarero, con un pronunciado acento argentino bromeaba con el tio Julian y este insistía en que la vida estaba muy mal. Roberto llegó tarde, por una maldita vez fui yo quien le esperó, compartimos todos el aroma del café y la tertulia con olor a gasolina, poco a poco el antro volvió a llenarse, marchantes y comerciantes de ganado, agricultores y algún antiguo y acaudalado ex empresario revoloteaban por el lugar.
Remolcador, el Moricho y Rober xt charlaban animosamente, las risas y bromas con el camarero se repetían y yo, indio antes que vaquero, por un momento pensé que estaban todos locos...



Pero pasen y vean, pasen y vean......
